Un artista extraordinario y un brillante emprendedor, tan innovador en la composición de una obra como en saber venderla, en apenas unos años Tiziano se convirtió en el pintor oficial de la República de Venecia, además de un gran artista buscado por las cortes más ricas y famosas de Europa. Desde Ferrara hasta Urbino, pasando por Mantua y Roma, y luego España por los monarcas Carlos V y su hijo Felipe II, Tiziano abarcó el siglo iluminándolo con sus pinturas e inspirando a artistas de todas las épocas.